La señorita Oyu

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La señorita Oyu
Director:
Kenji Mizoguchi

Título Original: Oyû-sama / Año: 1951 /  País: Japón / Productora: Daiei Studios / Duración: 94 min. / Formato: B/N - 1.37:1
Guión: Yoshikata Yoda (Novela: Junichirô Tanizaki) / Fotografía: Kazuo Miyagawa / Música: Fumio Hayasaka
Reparto:  Kinuyo Tanaka, Nobuko Otowa, Yuji Hori, Kiyoko Hirai, Reiko Kondo, Eitarô Shindô, Kanae Kobayashi, Fumihiko Yokoyama
Fecha estreno: 22/06/1951

Estilizado y oscuro melodrama a partir del complejo triángulo amoroso formado por Oyu (Kinuyo Tanaka), su hermana Shizu (Nobuko Otowa) y Shinnosuke (Yûji Hori), con La señorita Oyu se inicia la última y mejor etapa de la filmografía de Mizoguchi, un período en el que el director japonés firmará las que para mí son sus tres grandes obras maestras, Vida de Oharu, Cuentos de la luna pálida y El intendente Sansho, además de las magníficas La mujer Crucificada, Los amantes crucificados y La calle de la vergüenza.
 
Como en la mayoría de los títulos de Mizoguchi, La señorita Oyu se centra en la descripción del difícil papel de la mujer en la sociedad nipona (aquí en los años de posguerra tras la segunda contienda mundial), en este caso a partir del personaje que da título a la película para, a medida que avanza la historia, acabar virando el centro de atención hacia la joven Shizu, hermana de Oyu y verdadera protagonista final del drama que se nos presenta. Personaje condenado a vivir a la sombra de Oyu (tal como el mismo título del film sugiere), el trágico papel de Shizu queda marcado desde la secuencia inicial de la película: en un encuentro convenido entre ésta y Shinnosuke para suscitar su posible matrimonio, el joven confunde a Shizu con su hermana Oyu, de tal forma que cuando se da cuenta de su error, ya está enamorado de la hermana viuda, con la que las normas sociales le impiden cualquier posible acercamiento (Oyu vive prácticamente recluida con su hijo en casa de sus suegros). Estamos a partir de este fatal malentendido ante un complejo triángulo de personajes condenados por la rigidez de unas normas sociales que les impide obrar de acuerdo a sus sentimientos, lo que conducirá a un desenlace de trágicas consecuencias: para facilitar la relación entre Shinnosuke y su hermana Oyu, la joven Shizu acepta casarse con Shinnosuke y convertirse en su esposa solo en apariencia.
 
En este juego dominado por el engaño y la hipocresía, la película nos muestra diversas posibles interpretaciones a las motivaciones de los tres personajes: a veces se diría que Oyu anima el matrimonio entre Shinnosuke y Shizu por motivos completamente altruistas (por el bien de su hermana) mientras que en otras ocasiones parece evidente que lo hace movida por la atracción que siente por Shinnosuke; lo mismo sucede con Shizu, que al principio parece obrar únicamente para facilitar el encuentro entre Shinnosuke y su hermana pero, a medida que avanza la historia, vemos como actúa cada vez más por amor a Shinnosuke; y otro tanto se podría decir sobre éste, con respecto a si decide casarse con Shizu para complacer los ruegos de Oyu o justamente para poder acceder a ella. La enorme habilidad de Mizoguchi consiste justamente en apuntar como válidas todas las interpretaciones, aun siendo contradictorias, lo que pone de manifiesto la complejidad de los personajes de la película (cualidad raramente presente en la mayor parte del cine contemporáneo).
 
Como ya es habitual en el director, Mizoguchi hace gala de una puesta en escena ejemplar para describir con imágenes las complejas y cambiantes relaciones que se establecen entre los tres personajes, recurriendo la mayor parte de las veces al uso de elaborados movimientos de cámara en combinación de travelling y panorámica. Esto es evidente por ejemplo en la secuencia tras la boda de Shizu y Shinnosuke, en la que encontramos a los tres personajes rezando en el templo (fotograma 1): partiendo de un primer plano de Shinnosuke, la cámara retrocede hasta un plano medio del matrimonio para, siguiendo el movimiento de Shizu que se levanta y se sienta junto a Oyu, acabar encuadrando a los tres personajes (Shinnosuke a la izquierda, Oyu a la derecha y Shizu, entre los dos), en una explícita imagen de la situación planteada. De igual modo sucede en la secuencia en la que Shizu expone abiertamente a Shinnosuke y Oyu sus sentimientos, llegando a exhortarles para que se casen (en un acto de coraje y sinceridad del personaje que le sitúa en un escalafón ético por encima de los otros dos): mientras escuchamos las palabras de Shizu, los tres personajes van intercambiando su posición en el plano estableciendo distintas relaciones entre cada uno de ellos de manera que se hace de nuevo evidente la complejidad y dramatismo de la situación a la que se enfrentan (fotograma 2)
 
Tras esta secuencia de clímax psicológico, en la que por primera vez uno de los personajes se atreve a exponer en voz alta el conflicto al que se enfrenta el triángulo protagonista, el drama estalla y la película adquiere su tono más oscuro (como si la verbalización del conflicto, en una sociedad caracterizada justamente por la ocultación de los sentimientos, fuera el desencadenante definitivo de la tragedia): repudiada por su familia política tras el fallecimiento de su hijo, Oyu accede a la petición del mayor de sus hermanos y se casa con un rico pretendiente para alejarse de Shizu y Shinnosuke.
 
Tres años después (Mizoguchi utiliza un largo plano en negro para marcar la primera gran elipsis de la película), descubrimos al matrimonio viviendo en una humilde barriada de Tokyo. Shizu está embarazada y la pareja parece haber normalizado por fin la relación. Pero, como si de un maleficio se tratara, el drama sigue latente y, tras una segunda elipsis marcada por otro largo plano en negro, asistimos a la muerte de Shizu poco después de dar a luz.
 
La tragedia ha llegado a su punto culminante. Tras hacer llegar al hijo recién nacido a manos de Oyu, Shinnosuke se hace transportar a un desolado paraje de aguas estancadas en el que se adentra para hallar la muerte en uno de los más extraños, desolados y desesperanzados planos finales de la filmografía de Mizoguchi (fotograma 3)
 
David Vericat
© cinema esencial (noviembre 2013)

VÍDEOS: 
Fragmento: secuencia final (V.O.J.)

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