Tú y yo

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Tú y yo
Director:
Leo McCarey

Título Original: An Affair to Remember / Año: 1957 / País: Estados Unidos / Productora: Twentieth Century Fox Film Corporation / Duración: 119 min. / Formato: Color - 2.35:1
Guión: Leo McCarey, Delmer Daves (Historia: Mildred Cram) / Fotografía: Milton R. Krasner / Música: Hugo Friedhofer
Reparto: Cary Grant, Deborah Kerr, Richard Denning, Neva Patterson, Cathleen Nesbitt, Robert Q. Lewis, Charles Watts, Fortunio Bonanova
Fecha de estreno: 11/07/1957 (USA)

Revisión de la magnífica Love Affair, dirigida por el mismo McCarey en 1939, Tú y yo pertenece al selecto y reducido grupo de remakes que, partiendo de una obra ya de por sí memorable, logran superar el original para alcanzar la categoría de auténticas obras maestras del cinematógrafo. Todo lo bueno de la versión de 1939 se encuentra en el film de 1957, mejorado aquí por dos factores absolutamente determinantes: la interpretación de la pareja protagonista, Cary Grant y Deborah Kerr (sin desmerecer el trabajo de Charles Boyer e Irene Dunne en la versión original) y, sobre todo, la puesta en escena a través de una extraordinaria utilización del formato scope con la que McCarey propone un fascinante ejercicio de sublimación formal en el que la rigurosidad de la planificación está siempre al servicio de las emociones para brindarnos uno de los más deslumbrantes melodramas de la historia del cine.
 
El film está claramente dividido en dos partes: la primera, en clara clave de comedia, se desarrolla casi enteramente (con la excepción del emocionantísimo episodio en casa de la abuela Janou - Cathleen Nesbitt) a bordo del crucero en el que viajan los dos protagonistas, Nick Ferrante (Cary Grant), y Therry McKay (Deborah Kerr) justo antes de contraer matrimonio con sus respectivas parejas; mientras que la segunda parte, de tono marcadamente melodramático, se inicia a partir de la frustrada cita de los dos enamorados en el emblemático Empire State, en donde al finalizar el crucero acuerdan reencontrarse en un plazo de seis meses (el tiempo que se dan para poner fin a sus respectivos compromisos matrimoniales y rehacer su vida profesional para poder iniciar su relación).   
 
La presentación inicial del protagonista es ejemplar: tras presenciar diferentes noticiarios de sociedad que nos dan cuenta de la inminente llegada a Nueva York del famoso playboy para contraer matrimonio con una rica heredera de la alta sociedad norteamericana, el film nos sitúa ya a bordo del crucero en el que un mozo llama al Sr. Ferrante para entregarle un telegrama, ante la enorme expectación que este hecho provoca en el resto de pasajeros (lo que nos da idea de la popularidad del personaje); una vez presentado, en la siguiente escena vemos al protagonista eludiendo el acoso telefónico de una amante despechada ante la noticia de su inminente compromiso matrimonial (poniendo de manifiesto su absoluta falta de escrúpulos); y, finalmente, veremos a Nick Ferrante escapando esta vez de un pasajero (Charles Watts) que, en su obsesión por obtener la atención del popular personaje, se convertirá en una auténtica pesadilla durante todo el viaje para la pareja protagonista (provocando de pasada alguno de los mejores gags de la película), a la vez que evidenciará la habilidad dialéctica de Ferrante para escaparse de las situaciones más comprometidas (“Haría el honor de acompañarme a una partida de bridge?”, “Lo lamento Sr. Hathaway, hago trampas. Es una adicción", le espeta Ferrante tras la primera embestida del pelmazo. Y más adelante, en la sala de fiestas del crucero, cuando aquél le propone intercambiar las respectivas parejas de baile: “Hágame un favor, cambiemos de parejas. Es la última noche, todo el mundo lo hace”, “¿De veras?, ¡qué interesante! En su caso haremos una excepción”).
 
Tras la presentación de Nick Ferrante, McCarey nos da una primera muestra del magistral uso del formato del scope que va a dominar todo el film durante el encuentro de la pareja protagonista, cuando, después de conocerse en cubierta, Nick consigue acompañar a Terry hasta su camarote: aprovechando el ancho de la imagen, McCarey nos muestra primero a los dos personajes sutilmente separados por la fotografía del prometido de Terry (fotograma 1); seguidamente Nick se incorpora y se acerca a Terry, tapando inadvertidamente la fotografía con su cuerpo, para iniciar su descarado acoso (“¿Hay alguna razón por la que este viaje no debiera ser como el champán rosado?”), a lo que Terry responde señalándole la fotografía que se encuentra a sus espaldas, que ahora vemos en un nuevo plano a la izquierda de la pareja (fotograma 2 - no ya interponiéndose entre la misma, un claro presagio de la evolución que van a experimentar los sentimientos de ambos personajes).
 
Este extraordinario aprovechamiento del formato panorámico va a ser una constante a lo largo de toda la película, dando lugar tanto a magníficas escenas de comedia (Nick y Terry sentados espalda contra espalda en el restaurante del crucero, ante la divertida mirada del resto de comensales; Nick dando absurdas vueltas alrededor de la escalera en la que se encuentra Terry para poder hablar sin llamar la atención de los demás pasajeros; y la mejor de todas: Nick y Terry inspeccionando a las respectivas parejas a su llegada a puerto, buscando las reacciones del otro y emitiendo a su vez su propio juicio en una serie de planos por separado que McCarey culmina con un plano de conjunto - de nuevo aprovechando las posibilidades del formato panorámico – en el que vemos al resto de pasajeros presenciando el diálogo de miradas de la pareja como si de un partido de tenis se tratara – fotograma 3), como a emocionantes secuencias de tono melodramático (el primer beso de la pareja en la escalera de cubierta, después de que Nick haga subir de nuevo unos peldaños a Terry, provocando que la acción tenga lugar en el espacio del fuera de campo, lejos de la mirada del espectador - fotograma 4 -; o la bellísima imagen de Terry, tras sincerarse con su prometido, Kenneth Bradley - Richard Denning -, observando la silueta del Empire State que vemos reflejada en la ventana que se encuentra a sus espaldas – fotograma 5).
 
Pero, tal como ya se ha dicho, el principal mérito de esta soberbia película es precisamente la sublimación de su rigurosísima puesta en escena al servicio de la emoción, algo que queda patente de manera especial en la larga secuencia de la visita de la pareja a la abuela Janou. Es aquí donde McCarey consigue algunas de las imágenes más conmovedoras del film: Nick observando a Terry en la capilla, entre compungido y fascinado (para mi gusto, una de las secuencias de enamoramiento más intensas que nos ha dado el cinematógrafo); la abuela Janou al piano, conectando con un leve gesto la mirada de Nick con la de Terry (en una suerte de hechizo por parte de la anciana para unir definitivamente los destinos de la pareja); el sonido de la sirena del crucero, anunciando la inminente partida de los visitantes, y los sucesivos abrazos de Janou, primero con Nick y finalmente con Terry (fotograma 6), en lo que se evidencia como una despedida definitiva por parte de la anciana; son algunos de los momentos en los que McCarey alcanza algo que muy pocos directores han obtenido en algún momento de la historia del cine: la plasmación de lo trascendental mediante la imagen cinematográfica.
 
David Vericat
© cinema esencial (junio 2014)

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Comentarios

Leo McCarey es un gran director de comedias, realizadas entre los años treinta y finales de los cincuenta del siglo pasado. En México y Latinoamérica la inigualable "Tu y yo" la vimos con el título de "Algo para recordar". Uno de los grandes melodramas del cine norteamericano del siglo pasado.

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