Título Original: The man who shot Liberty Valance / Año: 1962 / País: Estados Unidos / Productora: Paramount Pictures / Duración: 119 min. / Formato: B/N - 1.85:1
Guión: James Warner Bellah & Willis Goldbeck (Historia: Dorothy M. Johnson) / Fotografía: William H. Clothier / Música: Cyril Mockridge
Reparto: James Stewart, John Wayne, Lee Marvin, Vera Miles, Edmond O'Brien, Andy Devine, Ken Murray, John Carradine, Jeanette Nolan, John Qualen, Woody Strode, Lee Van Cleef, Strother Martin, Denver Pyle
Fecha estreno: 13/04/1962 (Los Angeles, California)
“Esto es el Oeste, Señor. Cuando la leyenda se convierte en hecho, se imprime la leyenda”
El hombre que mató a Liberty Valance se abre con un plano general de un tren de vapor surcando un paisaje forestal (fotograma 1). En él, el senador Ransom Stoddard (James Stewart) y su mujer Hallie Stoddard (Vera Miles) regresan al pequeño pueblo de Shinbone para despedirse de Tom Doniphon (John Wayne), que acaba de fallecer. El plano inicial de la máquina de vapor avanzando a gran velocidad entre el paisaje no es ni mucho menos gratuito (no hay planos gratuitos, en la filmografía de Ford): estamos en plena modernización del viejo oeste, y nada es ya como antes, tal como constata Hallie justo al descender del tren y observar el pueblo. “El ferrocarril ha conseguido eso”, le dice el viejo Sheriff Link (Andy Devine) justo antes de acompañarla a la vieja casa de Tom Doniphon.
Tras un sensacional prólogo en el que Ford consigue provocar en el espectador un enorme sentimiento de emoción y expectación (¿quién es ese tal Tom Doniphon, cuya muerte llora gente tan diversa y que ha traído al viejo pueblo de Shinbone a todo un senador?), Ransom Stoddard accede a contar su historia al pequeño grupo que se ha reunido alrededor del austero ataúd. El senador recuerda entonces su llegada al pueblo (“la primera vez que llegué a Shinbone lo hice en una diligencia”), lo que Ford aprovecha para dar comienzo al gran flashback en el que se va a narrar toda la historia. Y lo hace con un plano formalmente idéntico al del arranque de la película (el tren surcando el paisaje), con dos sustanciales diferencias: el gran paisaje forestal es aquí un pequeño decorado de un bosque (el espacio recreado de la memoria que va a ser escenario de este atípico western “de estudio”) y en lugar del rápido tren de vapor lo que cruza el espacio es una pequeña diligencia (el transporte del viejo oeste). Una diligencia en la que viaja el joven abogado Stoddard y que va a ser asaltada por los hombres de Liberty Valance (Lee Marvin), el cual, tras descubrir los libros de leyes de Stoddard, arremete a golpe de látigo contra el protagonista hasta prácticamente acabar con su vida (“yo te enseñaré la ley… del Oeste” - fotograma 2).
Desde el mismo arranque del flashback, Ford expone así el que va a ser el tema central de la película: el conflicto entre el viejo oeste (representado aquí por Liberty Valance) y la moderna sociedad industrial (personalizada en el joven abogado) que avanza imparable para dar fin a toda una forma de vida. Un conflicto que tendría relativo interés (más allá del simple enfrentamiento entre la ley y la delincuencia) de no ser por la presencia del personaje de Tom Doniphon, verdadero protagonista la película y la otra cara de la misma moneda en la que se encuentra Liberty Valance. Así, mientras el forajido Valance representa la peor cara del salvaje oeste (la violencia y la transgresión), Tom Doniphon personifica las virtudes del viejo mundo condenado a desaparecer ante la irremisible llegada de la “ley y el orden” de la sociedad moderna (el abogado Stoddard). Y no hay ninguna duda, como vamos a ver a lo largo de toda la película, por cuál de los tres personajes se decanta el corazón del director.
Western crepuscular y profundamente melancólico (no en vano la penúltima película del género de su director), hay en El hombre que mató a Liberty Valance una mirada de profunda estima para todos y cada uno de sus personajes (desde los principales hasta el último secundario, de los que uno diría que Ford se está despidiendo) que se transmite a cada una de sus secuencias, cargadas en esta película de una intensa pero nada gratuita emotividad. La escena en la que Hallie debe confesarle a Stoddard que no sabe leer, ante la compungida mirada de sus padres (fotograma 3), es un magnífico ejemplo de esta visión, que se detiene en la reacción de cada uno de los personajes (la incomodidad de Stoddard, la vergüenza de Hallie y el sentimiento de culpa de los padres) desde un profundo respeto hacia todos ellos. Y así va a ser con el resto de personajes de la película, desde el incisivo editor del Shinbone Star, Dutton Peabody (Edmond O'Brien), pasando por el mismo Sheriff Link, hasta, por supuesto, el fiel Pompey (Woody Strode), representantes todos ellos de un mundo que se desvanece de manera inevitable.
Justo después de la antológica escena del enfrentamiento en el restaurante entre Doniphon y Valance (imposible describirla, imprescindible vivirla: para quien esto escribe una de las más grandes secuencias de la historia del cine), Ford va a anticipar en un único y magistral plano esa desaparición del mundo del salvaje oeste que representa Tom Doniphon: tras despedirse de Hallie, el protagonista abandona el restaurant saliendo por la puerta trasera y desaparece literalmente en la oscuridad de la noche (fotograma 4) observado por Hallie desde el dintel iluminado (en un plano significativamente antagónico al magnífico final de The Searchers: ahí era el héroe el que salía al iluminado exterior – el mundo salvaje – mientras la comunidad permanecía en el interior). Absorbido por las sombras, Tom Doniphon es ya un fantasma en un mundo que ha dejado de ser el suyo.
A partir de este momento, el conflicto principal no es ya el de la delincuencia contra la ley (Valance / Stoddard) sino el del viejo mundo contra la civilización (Doniphon / Stoddard), como vemos en la secuencia en la que Doniphon irrumpe en la improvisada escuela que ha organizado Stoddard y ordena a Pompey que abandone la clase para volver al trabajo, además de enfrentarse con Hallie por el mismo motivo (“Escúchame Tom Doniphon. Lo que haga o deje de hacer no es asunto tuyo. Yo no te pertenezco”). Y es que la llegada de Stoddard a Shinbone, además de la irrupción de la ley y el orden, supone para Doniphon la puesta en cuestión de todas sus relaciones personales (forjadas a partir de una concepción tan noble como primitiva de las mismas por parte del protagonista), ya sean las de amistad (con Pompey) como las sentimentales (con Hallie), hasta el punto de llegar a ser consciente de ello, de ahí su incuestionable aureola de héroe trágico.
Así, del mismo modo que la figura de Tom Doniphon se desvanece (y con él, la de Liberty Valance), la de Random Stoddard va adquiriendo cada vez más protagonismo a partir de la irrupción de las formas de poder de la sociedad civilizada (la ley, la prensa y la política), como vemos en las escena de la votación de los delegados territoriales (en la que es justamente Doniphon, consciente de los acontecimientos que están por llegar, el que pide a Stoddard que dirija la sesión). La elección del propio Stoddard y del editor Peabody como representantes, y el inmediato asalto de Valance a la redacción del Shinbone Star (que da paso a la conmovedora escena del fallecimiento del viejo periodista: “¡Le expliqué a Liberty Valance lo que es la libertad de prensa!”), conducen a la escena del duelo final entre Stoddard y Valance (fotograma 5). Un duelo desigual e inverosímil resuelto a favor de Stoddard gracias a la intervención desde la oscuridad de Tom Doniphon (personaje instalado ya de manera definitiva en la sombra), y a partir del cual se forjará la hermosa leyenda con la cual Ford se despedía de un género y, anticipadamente, de una manera de hacer cine.
David Vericat
© cinema esencial (noviembre 2013)
Comentarios
Con "Pasión de los fuertes",
Las tres son muy grandes ;-)
100% de acuerdo.
Y, como dices, "la irrupción
Muchas gracias por el
En la ficha técnica de la
Oooohhh!! Gracias! Siempre
Bueno, confieso que yo
Buenas Tardes .
después de esta Magristal
Muchas gracias por e