Cantando bajo la lluvia

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Cantando bajo la lluvia
Director:
Stanley Donen

Título Original: Singin' in the Rain / Año: 1952 / País: Estados Unidos / Productora: MGM / Duración: 102 min. / Formato: Color - 1.37:1
Codirección: Gene Kelly / Guión: Betty Comden, Adolph Green / Fotografía: Harold Rosson & John Alton / Música: Nacio Herb Brown, Arthur Freed
Reparto: Gene Kelly, Donald O'Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Millard Mitchell, Cyd Charisse, Rita Moreno, Douglas Fowley
Fecha de estreno: 27/03/1952 (NY)

Poco se puede decir de un film como Cantando bajo la lluvia, no tanto por lo mucho que se ha escrito sobre el mismo sino, sobre todo, por la dificultad de glosar en un texto el goce que supone dejarse arrastrar por la energía y la vitalidad de uno de los mayores musicales (si no el mayor) de la historia del cine. Estamos ciertamente ante una de las obras cumbre de la cultura popular norteamericana, una cultura cuya reivindicación será justamente uno de los temas centrales de la película, poniéndola en valor frente a (o al lado de) la cultura clásica de las élites intelectuales. Un guion sin fisuras, una puesta en escena ejemplar, una fotografía y dirección artística inspiradísimas, unas interpretaciones memorables y, sobre todo, un puñado de números musicales absolutamente magistrales hacen de esta película una de las experiencias más rotundamente gratificantes que se puedan vivir frente a una pantalla de cine.
 
Esta reivindicación de la cultura popular desde todas sus manifestaciones posibles es evidente (no sin buenas dosis de ironía) ya desde la primera secuencia del film, en la que la estrella de cine mudo Don Lockwood (Gene Kelly) narra ante la audiencia que acude al estreno de su última película sus inicios en el mundo del espectáculo: “Dignidad. Siempre dignidad”, sentencia con grandilocuencia el protagonista para definir su trayectoria (fotograma 1), mientras las imágenes nos muestran su heterodoxa formación artística, junto a su inseparable Cosmo Brown (Donald O'Connor), a través de salas de billares, clubs de jazz y teatros de variedades (incluyendo la magnífica  Fit as a Fiddle (And Ready for Love), primer número musical del film interpretado por la pareja protagonista) hasta iniciarse en el mundo del cine como especialista de escenas de acción.
 
A partir de esta magistral primera gran escena (o suma de secuencias), la película se convierte en un constante homenaje a los pioneros que sentaron las bases de eso que se ha dado en llamar la fábrica de sueños, siendo además fiel documento de las formas de trabajo de los estudios durante la etapa del cine mudo, así como de la convulsión que produjo la llegada del sonoro, con todos los cambios a nivel técnico y artístico que ésta supuso para una industria con apenas dos décadas de vida. Resulta ejemplar, con respecto al primer aspecto, la secuencia en la que la cámara sigue en travelling lateral a Don y a Cosmo por los estudios cinematográficos en los que se ruedan simultáneamente diversas producciones de los géneros más variados (una aventura en la jungla, una historia de futbol americano, un western…) en decorados contiguos uno al otro. Una secuencia que dará paso al segundo gran número musical del film, esta vez a cargo de Cosmo Brown, con el célebre tema Make them laugh. En cuanto a la irrupción del cine sonoro, la película muestra brillantemente el arduo proceso de adaptación que sufrieron los estudios, desde el escepticismo inicial de buena parte del mundo del cine (tal como vemos en la escena en la que el productor R.F.Simpson - Millard Mitchell – muestra a sus invitados uno de las primeras pruebas sonoras que le ha dejado “un chiflado que hacía seis meses que rondaba por el estudio”), pasando por las rocambolescas técnicas para rodar las primeras escenas sonoras (la divertidísima secuencia en el plató de rodaje con el aparatoso micrófono), hasta mostrar la caótica vorágine en forma de infinidad de subproductos en los que lo único que parecía importar era la novedad del cine hablado, dejando de lado los grandes logos alcanzados en el terreno del lenguaje cinematográfico durante los años del cine mudo.
 
Pero, más allá de temáticas y recreaciones, Cantando bajo la lluvia es, como se ha dicho, una auténtica fiesta de los sentidos gracias a sus extraordinarias escenas de baile. Desde la simpática All I Do Is Dream of You, en la que Don descubre a Kathy Selden (Debbie Reynolds) como una de las coconuts contratadas para amenizar la fiesta el productor R.F.Simpson (con homenaje al slapstick incluido en el tartazo final de ésta a la pobre Lina Lamont - Jean Hagen), hasta la excelsa Broadway Melody Ballet, la gran secuencia musical que cierra el film y que forma, por sí sola, un bloque prácticamente autónomo en el que baile, música y decorados alcanzan cotas de auténtica sublimación cinematográfica (fotograma 2 - una idea, la de esta última gran escena musical, que tomaba como modelo la secuencia final de la anterior Un americano en París, de Vincente Minelli).
 
Entre medio, las no menos brillantes Beautiful Girl (recreación de la iconografía de las revistas de moda femeninas de la época); You Were Meant for Me (magnífica coreografía romántica entre Don y Kathy); Moses (la divertida secuencia en la que Cosmo y Don dinamitan la clase de dicción con un extraordinario trabalenguas coreográfico); Good Morning (espléndido numero de baile entre Don, Cosmo y Kathie) y, por supuesto, la apabullante, extraordinaria, asombrosa, sobresaliente y felicísima Singin' in the Rain (fotograma 3), una secuencia que se sitúa por méritos propios como una de las cimas del arte del cinematógrafo y de la historia del arte universal, encumbrada en el olimpo precisamente con los recursos más puros y genuinos de la muchas veces tan denostada cultura popular.
 
David Vericat
© cinema esencial (abril 2014)

VÍDEOS: 
Trailer (V.O.I.)

Comentarios

Y es divertidísima :)

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