Título Original: The Rise and Fall of Legs Diamond / Año: 1960 / País: Estados Unidos / Productora: Warner Bros. Pictures / Duración: 101 min. / Formato: BN - 1.37:1
Guión: Joseph Landon / Fotografía: Lucien Ballard / Música: Leonard Rosenman
Reparto: Ray Danton, Karen Steele, Elaine Stewart, Jesse White, Warren Oates, Kenner G. Kemp, Simon Oakland, Robert Lowery, Judson Pratt, Robert 'Buzz' Henry, Joseph Ruskin, Dyan Cannon, Gordon Jones, Frank DeKova, Joseph La Cava
Fecha estreno: 03/02/1960 (NY)
Resulta curioso que un director como Budd Boetticher, cuya época de madurez se centró casi exclusivamente en el western (catorce de los dieciocho títulos que rodó desde 1952 hasta el final de su carrera), género con el que consiguió sus grandes obras maestras, clausurara prácticamente su filmografía (si obviamos su obra póstuma y prácticamente inédita, el western Un tiempo para morir, rodada en 1969 y no estrenada hasta 1982) con una película como La ley del hampa, sin lugar a dudas una de las últimas grandes entregas del cine de gángsters, junto a la inmediatamente posterior Bajos fondos, de Samuel Fuller.
Inspirado muy libremente en el gángster John Thomas Diamond (1897 – 1931), apodado Legs Diamond por sus habilidades como bailarín pero también por su destreza a la hora de escapar de sus enemigos, el film de Boetticher retrata a su protagonista como un personaje frío y calculador, con una determinación y falta de escrúpulos que le llevan a actuar en cada momento en función de sus propios intereses, utilizando para ello cualquier treta y sin tener en cuenta los sentimientos de los que le rodean. El inicio de la película es ejemplar a la hora de mostrar este comportamiento: tras ser testigo junto a su hermano Eddie (Warren Oates) del atraco frustrado a una joyería, Legs Diamond (Ray Danton) analiza rápidamente el escenario (el escaparate con las joyas, la cornisa del edificio hasta la entrada de un cine en el edificio contiguo) y sentencia con una sonrisa: “No usó la cabeza”; corte al interior de una academia de baile en la que vemos a Legs realizando una prueba de nivel con la profesora Alice Scott (Karen Steele), a la que intenta convencer de tener una cita con él esa noche, a lo que ella le responde que debe acudir a un concurso de baile para el cual ya tiene pareja (fotograma 1); corte a Diamond, en el exterior de la academia, esperando la llegada del incauto bailarín para, cuando este aparece, aplastarle accidentalmente un pie con un cubo de basura y facturarlo en un taxi al hospital; corte a Legs junto a Alice en el concurso de baile, justo en el momento en el que ella le confiesa su preocupación por la competencia de una pareja rival, a lo que el protagonista reacciona haciendo arder con una cerilla el vestido de la bailarina (sin que nadie lo advierta, y a la que inmediatamente salva de las llamas con la ayuda de un sifón, quedando encima como un héroe ante la incauta Alice) para asegurar su triunfo en el concurso; corte a la pareja en la sala de cine (ella con el trofeo en su regazo), desde la que Legs aprovechará para perpetrar el robo a la joyería (ausentándose de la sala con la excusa de ir a llamar a su hermano), en una secuencia que, dicho sea de paso, es todo un alarde de ritmo y tensión cinematográficos.
Esta estructura narrativa de abruptas elipsis introducidas por cortes directos va a ser una constante en la puesta en escena de Boetticher, un recurso con el que logra transmitir de manera magistral el modo de actuar tan directo de su protagonista: “¡Nunca iré a la cárcel!”, protesta Legs ante la advertencia de su hermano acerca del peligro de intentar vender el botín del atraco a la joyería por su propia cuenta; corte a Diamond en la sala de visitas de una prisión intentando convencer a Alice (que se muestra disgustada por no haber tenido noticias de él en un año) de que le ofrezca un trabajo para obtener la condicional; corte a la pareja actuando en un salón de baile, en el que, mientras vemos a Alice radiante por el inminente cumplimiento de la condena del protagonista, Legs intentará entrar en contacto con el mafioso Arnold Rothstein (Robert Lowery) para obtener un trabajo como guardaespaldas (con el secreto fin de acabar robándole toda su fortuna) y, después de recibir una paliza por sus sicarios (ante el descaro de su comportamiento), abandonará el local y a Alice sin ningún miramiento (“Has sido de gran ayuda, muchas gracias. Adiós”).
A partir de este momento, la ascensión de Legs Diamond en el mundo del hampa, siempre gracias a su decisión e ingenio, es tan rápida como imparable: se hace atrapar por los sicarios de Rothstein gastando una fortuna a su cuenta para poder presentarse de nuevo ante el mafioso y obtener por fin un trabajo como guardaespaldas de uno de sus hombres de confianza (fotograma 2); convence a su antiguo superior en el ejército de que le adiestre como pistolero (para vengar el ataque de una banda rival en la que su jefe resulta muerto y él cae herido gravemente – fotograma 3); obtiene los favores de la amante de Rothstein, Monica Drake (Elaine Stewart), a la que, una vez utilizada para conseguir la información sobre los negocios de aquél, delatará ante el propio Rothstein para poder librarse de ella (“Ya no te necesito”); y se encarga de distraer a los guardaespaldas de Rothstein para que sus hombres puedan darle muerte y poder así hacerse con su reinado y poner en jaque al resto de mafiosos de la ciudad (a los que exige un porcentaje de sus beneficios), utilizando a partes iguales la fuerza (extraordinaria la secuencia en la que, después de exponer sus condiciones a los capos mafiosos, Legs abandona el local con toda tranquilidad y, al cabo de unos segundos, vemos una granada rodando ante los ojos de los despavoridos sicarios justo antes de hacer explosión) y sus dotes de seductor (obteniendo toda la información sobre los movimientos de sus rivales a través de la amante del mafioso Leo Butcher Bremer - Jesse White).
“Ahora sólo me preocuparé de mí”, sentencia el protagonista después de enviar a su hermano Eddie (convaleciente de una enfermedad crónica) a un sanatorio fuera de la ciudad (mientras él se recupera en el apartamento de Alice de las heridas de bala tras nuevo ataque de los hombres de Bremer) y, al no poder evitar que éste sea atacado por sus rivales (en una durísima secuencia en la que el sicario Matt Moran - Joseph Ruskin - dispara a bocajarro a las piernas de Eddie – fotograma 4), acabar por abandonarlo a su suerte para no ofrecer ninguna opción a sus contrincantes (“la gente me ataca a través de él y ya no puedo permitírmelo”).
Pero la vertiginosa escalada de Diamond se verá superada por su fulminante caída, provocada por el abandono de Alice y la traición de la despechada Monica, a la que el protagonista acude como último recurso para evitar la soledad a la que su egoísmo le acaba condenando: “Mucha gente quería a mi marido. Pero él no quería nadie. Por eso está muerto”, sentencia Alice antes de partir en una ambulancia junto al cuerpo finalmente acribillado de Jack Legs Diamond.
David Vericat
© cinema esencial (octubre 2016)