Imitación a la vida
“El espejo es la imitación de la vida. Lo interesante del espejo es que no te muestra tal como eres, te muestra tu propio opuesto”
Douglas Sirk
“El espejo es la imitación de la vida. Lo interesante del espejo es que no te muestra tal como eres, te muestra tu propio opuesto”
Douglas Sirk
Es posible que Conspiración de silencio no sea la mejor película de John Sturges (un director ciertamente irregular, pero con al menos un puñado de títulos más que notables, de entre las que destacaría la quizá más redonda El último tren de Gun Hill, o la sorprendente, por poco conocida, El signo de Aries), pero hay dos razones, en mi caso, que hacen de ésta una obra especialmente estimada entre todas las de su filmografía (1).
¿Se puede admirar un film con un discurso abiertamente racista, en el que la mayor parte de los negros son presentados como seres ociosos e ignorantes, cuando no directamente como mezquinos y delincuentes, y cuyos héroes son nada más y nada menos que los fundadores del Ku Klux Klan?
Desde la primera imagen de Emmi (extraordinaria Brigitte Mira), de pie en la entrada del bar de Barbara (Barbara Valentin) adonde llega para guarecerse de la lluvia, bajo la inclemente mirada del resto de clientes desde el otro lado del local (fotograma 1), percibimos la extrema soledad de la protagonista de Todos nos llamamos Alí (desafortunado título español que nada tiene que ver con el original Angst essen Seele auf – Cuando el miedo se come el alma).