Las tres noches de Eva

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Director:
Preston Sturges

Título Original: The Lady Eve / Año: 1941 / País: Estados Unidos / Productora: Paramount Pictures / Duración: 94 min. / Formato: BN - 1.37:1
Guión: Preston Sturges (Teatro: Monckton Hoffe) / Fotografía: Victor Milner / Música: Leo Shuken & Charles Bradshaw
Reparto: Barbara Stanwyck, Henry Fonda, Charles Coburn, Eugene Pallette, William Demarest, Eric Blore, Melville Cooper, Martha O'Driscoll, Janet Beecher
Fecha estreno: 26/02/1941 (NY)

Resulta curioso constatar cómo las dos primeras grandes comedias de la no muy prolífica carrera de Preston Sturges como director (catorce largometrajes), Las tres noches de Eva y Los viajes de Sullivan (ambas de 1941), comparten un cierto tono melancólico que las aleja en cierta medida de los grandes títulos del screwball (incluidos los siguientes trabajos del propio Sturges, de ritmo y situaciones mucho más vertiginosas). Ciertamente, si en la magistral Los viajes de Sullivan la dimensión cómica quedaba tamizada por la voluntad de reflejar la difícil situación socioeconómica de la Norteamérica de la Gran Depresión, en Las tres noches de Eva el personaje del científico Charles (Henry Fonda) inspira en no pocos momentos un sentimiento mucho más cercano a la compasión que a la hilaridad que nos provocan los protagonistas de la mayor parte de las aportaciones al género (piénsese, sobre todo, en el caso del también científico David – Cary Grant – en la precedente y referencial La fiera de mi niña).
 
Se podrá argüir, en este sentido, que la elección de Fonda (un actor que frecuentó escasamente el género de la comedia) condiciona claramente esta circunstancia, si bien parece evidente que dicha elección no es en absoluto casual, sino precisamente con la voluntad de forzar la sensación de que lo cómico, en Las tres noches de Eva, fluya alrededor (casi a pesar suyo) de Charles Pike, un personaje que uno diría arrancado de un melodrama de tintes románticos (el planteamiento de la primera parte del film hace pensar inevitablemente en la excelente Tu y yo, de McCarey) para aterrizar en un universo poblado por los más extravagantes personajes de comedia que lo observan con la misma curiosidad que el protagonista utiliza con los anfibios que estudia (“¿Ese chico alto y retrasado que siempre juega con sapos?”; “No es retrasado, es científico”).
 
Sea como fuere, Las tres noches de Eva es una magnífica comedia romántica sobre la identidad (la propia, la falsa y la atribuida) con dos protagonistas que luchan por escapar del papel que el destino les ha encomendado: Charles Pike, el heredero de un magnate de la industria cervecera, reniega de su privilegiada situación con la esperanza de poder dedicarse a sus estudios como zoólogo (“El problema de ser hijo  de un cervecero es que, no importa lo que te guste, tienes que saber de algo que te da igual”); mientras que Jean (Barbara Stanwyck), aspira a dejar de lado su existencia como timadora al lado de su padre y mentor, el Colonel Harrington (Charles Coburn), para poder ser merecedora del amor del joven científico (“Voy a ser exactamente como él cree que soy. Como le gustaría que fuese”).
 
Con este planteamiento, la película se estructura claramente en dos partes bien diferenciadas (algo que hace pensar de nuevo en la citada Tu y yo, de McCarey). En la primera, Charles Pike será el objeto de las oscuras maquinaciones de la pareja de timadores, que pretenden desplumarle aprovechando la atracción del protagonista hacia Jean (a destacar un antológico y tórrido plano secuencia de la pareja en el que el protagonista cae definitivamente bajo el influjo de la bella timadora – fotograma 1), hasta que la propia Jean cae en cuenta de que se ha enamorado de Charles e intenta echar al traste los planes de su padre (en una hilarante secuencia en la que padre e hija mantienen un secreto duelo trucando sucesivamente las cartas de la baraja – el uno para timar al protagonista, la otra para evitarlo – sin que el ingenuo Charles se entere de nada).
 
En la segunda parte del film, después de que un desconsolado Charles rechace a Jean tras descubrir finalmente la verdadera identidad de la pareja de timadores, ésta se hará pasar por una aristócrata británica (de nuevo, el tema de las falsas identidades) para, vengarse del protagonista aprovechándose de los anhelos del magnate cervecero por incluir a la nobleza en su círculo social (una evidente crítica al papanatismo de los self-made men tan propios de la sociedad norteamericana que dará lugar a uno de los momentos más divertidos del film, cuando el magnate Mr. Pike - Eugene Pallette - reclama insistentemente su desayuno a toque de campana, a lo que la esposa, atareada por la inminente llegada de la condesa Eva, indica a uno de sus empleados: “Si es el afilador, por la otra puerta” – fotograma 2).
 
Es ésta la parte en la que la película cobra un ritmo más inequívocamente de comedia (incluyendo los característicos momentos de slapstick tan presentes en el cine de Sturges, con los sucesivos tropiezos -  a cual más aparatoso - de un desconcertado Charles ante la presencia de la turbadora Eva) y en la que el juego de las falsas identidades alcanza su máximo exponente (“Es la misma mujer. Tiene el mismo aspecto, camina igual y te persigue igual”, le advierte el desconfiado Muggsy - William Demarest - a Charles, a lo que éste replica, con todo convencimiento: “No. Se parecen demasiado para ser la misma” – fotograma 3) hasta provocar la doble rendición del protagonista, primero ante la falsa aristócrata y, una vez consumada la venganza, ante la bella Jean Harrington, ella sí la auténtica Eva de toda buena comedia de guerra de sexos que se precie.
 
 
David Vericat
© cinema esencial (mayo 2015)

VÍDEOS: 
Trailer (V.O.I.)

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