Fargo

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Fargo
Director:
Joel y Ethan Coen

Título Original: Fargo / Año: 1996 /  País: Estados Unidos / Productora: Polygram Filmed Entertainment / Working Title Films Duración: 97 min. / Formato: Color - 1.85:1
Guión: Joel Coen, Ethan Coen / Fotografía: Roger Deakins / Música: Carter Burwell
Reparto:  Frances McDormand, William H. Macy, Steve Buscemi, Peter Stormare, Harve Presnell, John Carroll Lynch, Kristin Rudrud, Tony Denman, Steve Reevis
Fecha de estreno: 08/03/1996 (USA)  - 14/05/1996 (Cannes Film Festival)

En una de las mejores secuencias de Fargo, después de asesinar al policía que les detiene en la carretera, el psicópata Gaear Grimsrud (Peter Stormare) emprende la persecución del vehículo que se ha cruzado con la escena el crimen y huye a toda velocidad por la carretera helada. Desde el automóvil del perseguidor, las luces rojas de los faros posteriores que se observan a lo lejos se van acercándo cada vez más hasta que, de repente, desaparecen en la oscuridad. Gaear, perplejo, disminuye la velocidad y descubre, al poco rato, el automóvil estrellado en la cuneta. Uno de sus dos ocupantes consigue salir y emprende la fuga campo a través. Gaear desciende de su vehículo con movimientos lentos, apunta al fugitivo y dispara sobre el cuerpo, que cae sobre la nieve. Inmediatamente, se acerca al coche accidentado. En su interior, una joven observa en silencio y aterrorizada el rostro inexpresivo del psicópata (la señal sonora del cinturón de seguridad substituyendo a los latidos del alterado corazón de la víctima). Gaear apunta a la muchacha y le dispara sin el menor signo de piedad. La pantalla queda en negro y en silencio durante unos segundos interminables hasta que empieza a sonar una apacible melodía y la imagen abre plano en el dormitorio de la oficial Marge (Frances McDormand) y Norm Fergusson (John Carroll Lynch).
 
El sexto largometraje de los hermanos Coen es un despiadado relato sobre la maldad y la mezquindad contrapuestas a la bondad humana, representada por ese paisaje eternamente nevado del norte de los Estados Unidos en el que las grandes pasiones parecen solapadas bajo el inmenso manto blanco que domina el territorio. No en vano, la imagen del cartel de la película es la del cuerpo sin vida de una de las víctimas de la escena anteriormente mencionada, en la que destaca el anorak rojo (el color de la violencia) sobre el blanco de la nieve (fotograma 1). Una nieve que es incapaz de ocultar los signos de violencia que alteran la apacible rutina de la región, tal como vemos de nuevo al final de la película, cuando Marge sorprende a Gaear descuartizando los cadáveres de su cómplice Carl (Steve Buscemi) y la víctima Jean (Kristin Rudrüd), con el color rojo de la sangre cubriendo el blanco del suelo nevado.
 
Tras el engañoso texto inicial que certifica la veracidad de unos hechos completamente ficticios (una insólita transgresión narrativa con la que los Coen predisponen al espectador para aceptar como verosímiles los hechos y personajes que van a desfilar por la pantalla), la película arranca con el encuentro de Jerry Lundegaard (William H. Macy) con los sicarios Gaear y Carl para encargarles el falso secuestro de su esposa Jean, hija del adinerado Wade Gustafson (Harve Presnell), un ruin empresario del que Jerry pretende obtener un millón de dólares como rescate.
 
Desde la primera secuencia, y gracias a la espléndida caracterización de William H. Macy, adivinamos en el personaje de Jerry a un perdedor condenado al fracaso, una impresión que queda reforzada en la primera escena familiar, en la que vemos al protagonista completamente a merced del menosprecio de su suegro, y que se reafirmará en la posterior secuencia en el concesionario en el que trabaja Jerry: acosado al teléfono por un acreedor que le reclama las matrículas de unos vehículos inexistentes (con los que el protagonista ha obtenido fraudulentamente una importante suma de dinero en forma de crédito), la del personaje tras las cortinas de su despacho sugiere de manera inequívoca la imagen del condenado tras las rejas de una prisión (fotograma 2). Poco después, tras la escena en la que Wade, no solo niega a su yerno el crédito que este le había solicitado para emprender un negocio, sino que se apropia vilmente del proyecto que Jerry le había propuesto, la imagen del protagonista saliendo de las oficinas de Wade y dirigiéndose a su automóvil varado en la nieve (en un gran plano general picado en el que las huellas de los neumáticos del coche de Jerry parecen dirigirse a ninguna parte, cruzándose con otras huellas que atraviesan horizontalmente el plano) certifica de manera implacable la inexorable derrota a la que se aboca el protagonista (fotograma 3).
 
Una vez consumado el descabellado plan de Jerry, y tras el asesinato del policía y los dos testigos por parte de Gaear, la película se centra en la investigación del caso por parte de Marge, una peculiar agente de policía en avanzado estado de embarazo que se enfrenta a la violencia de los hechos con la naturalidad de un barrendero ante una calle por barrer (impagable la secuencia en la que Marge, acompañada de un peculiar ayudante de policía, reconstruye con asombrosa precisión la escena del crimen ante la indolencia de su colega). De hecho, no será hasta haber resuelto el caso, tras la captura de Gaear en la cabaña, cuando Marge se planteará por primera vez la sinrazón de la violencia de los hechos acontecidos (“No lo comprendo”, les espeta la agente al inexpresivo psicópata, al que lleva sentado en el asiento posterior del coche de policía).
 
Por el contrario, durante la investigación, Marge actúa con la frialdad de un funcionario ante su labor rutinaria, acompañada siempre por la presencia de un marido con el que la oficial forma una peculiar pareja en la que el amor se manifiesta mediante gestos aparentemente insignificantes y desprovistos del más mínimo apasionamiento: “Tienes que desayunar. Te prepararé unos huevos”, le repite impasible Norm a su esposa antes de que ésta abandone el hogar en plena madrugada para acudir a la escena del crimen (fotograma 4). Y Marge observa con una sonrisa a su marido mientras abandona el dormitorio para preparar el desayuno, antes de salir para enfrentarse a la sinrazón de la violencia que sacudirá por unos días la apacible rutina de un paisaje permanentemente cubierto por la silenciosa y apacible nieve.
 
David Vericat
© cinema esencial (febrero 2014)
 
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VÍDEOS: 
Trailer (V.O.I.)

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