Título Original: Dead Man / Año: 1995 / País: Estados Unidos/ Productora: Pandora Films / Duración: 120 min. / Formato: BN - 1.85:1
Guión: Jim Jarmusch / Fotografía: Robby Müller / Música: Neil Young
Reparto: Johnny Depp, Gary Farmer, Lance Henriksen, Michael Wincott, Crispin Glover, Iggy Pop, Robert Mitchum, Steve Buscemi, Alfred Molina, Gabriel Byrne, John Hurt, Mili Avital, Eugene Byrd, Billy Bob Thornton, Jared Harris
Fecha estreno: 27/05/1995 (Cannes Film Festival)
“Algunos nacen al dulce encanto. Algunos nacen a la noche sin fin”
William Blake
Dead man no es un western. Dead man es la mirada extrañada de un director a un género lejano y ya perecido. La misma mirada alucinada con la que su protagonista, el joven William Blake (Johnny Depp), observa el paisaje (fotograma 1 - ¿acaso habíais visto en algún western a alguien mirando el paisaje por la ventana del tren?) y a sus cambiantes compañeros de viaje (cada vez de aspecto más salvaje) desde su asiento del vagón del ferrocarril en el que viaja desde su Cleveland natal hacia el pequeño poblado de Machine.
En El hombre que mató a Liberty Valance, el joven abogado Ransom Stoddard viajaba en un tren parecido con la intención de llevar la civilización al salvaje y lejano oeste, pero ahí las riendas las llevaba un John Ford curtido en el género (Liberty Valance fue de hecho su penúltima incursión en el mismo), razón por la cual el héroe termina imponiendo su criterio a los agonizantes pistoleros de Shinbone para dar paso a una nueva era basada en la ley y el orden. En manos del urbanita Jarmush, las posibilidades de William Blake son nulas, y por esta razón el joven contable será expulsado del nuevo mundo a las primeras de cambio, iniciando un periplo en su condición de muerto viviente desde el que contempla en travelling constante (como el anonadado pasajero de una vieja atracción de feria) un escenario, y a sus habitantes, cada vez más fantasmagóricos.
Pero, del mismo modo en que la mirada del recién llegado a nuestra ciudad natal nos brinda la posibilidad de redescubrir desde otro punto de vista el escenario en el que hemos vivido toda la vida, la cámara de Jarmusch nos ofrece una nueva imagen (acaso más realista por ser una mirada desde fuera), de un género codificado en base a elementos y personajes prácticamente inamovibles a lo largo de toda su historia (dejando de lado la aportación del inefable Leone). Es la mirada de Blake, justo después de descender del tren, avanzando por la calle embarrada de Machine (una imagen que nos remite de manera inevitable a la de la inmigrante Eva caminando por las calles de Nueva York en Extraños en el Paraíso – fotograma 2) mientras observa alucinado a sus extraños habitantes (los dueños de una funeraria cargando un ataúd, un mercader de pieles frente a su negocio repleto de cráneos de animales, cazadores barbados con sus presas colgando de los fusiles, una mujer haciéndole una felación a un pistolero mientras éste le apunta con su revólver en la cabeza…) hasta llegar a la fábrica metalúrgica en la que espera ser contratado como contable y de la que será expulsado a golpe de fusil por el director John Dickinson (Robert Mitchum) por llegar un mes más tarde de lo acordado.
Refugiado en brazos de la bella Thel Russell (Mili Avital), y empuñando casi accidentalmente el revólver que ésta guarda bajo su almohada (“¿Por qué lo tienes?”; “Porque esto es América”), William Blake se convierte en prófugo asesino al repeler el ataque de Charlie Dickinson (Gabriel Byrne), el amante despechado que irrumpe en la habitación y dispara contra la pareja traspasando el cuerpo de la joven con una bala que acaba alojándose en el pecho del protagonista (fotograma 3), convertido a partir de este momento en un hombre muerto que vagará sin rumbo por las montañas, huyendo de la implacable persecución de los tres cazarrecompensas (Cole Wilson - Lance Henriksen -, Conway Till - Michael Wincott - y Johnny Pickett - Eugene Byrd) contratados por viejo John Dickinson.
En su fantasmagórico peregrinaje, el joven Blake se verá protegido por el indio Nobody (Gary Farmer), también él un desterrado en su propia tierra después de ser capturado de joven por los blancos y llevado a Inglaterra para ser exhibido como atracción de feria, lugar en dónde el salvaje conoció la poesía de William Blake, a quien cree ver reencarnado en su incrédulo acompañante (“Es muy extraño que no recuerdes tu poesía”). Y será de la mano de Nobody, con quien el protagonista realiza el viaje en el que se irá desprendiendo de todo aquello que era propio de su vida en la civilización (“He perdido mis anteojos”, se lamenta Blake ante Nobody, a lo que el indígena responde, elocuente, “puede que veas mejor sin ellos”) para acabar fundiéndose con las fuerzas de la naturaleza (el momento en que Blake se encuentra con el cuerpo sin vida de un cervatillo y, después de untarse la herida del pecho y su rostro con la sangre del animal, se recuesta junto al mismo – fotograma 4) antes de iniciar por fin el trayecto a bordo de una canoa que se adentra en la inmensidad del océano para llegar “al siguiente nivel del mundo, el lugar de donde proceden todos los espíritus y adonde regresan todos los espíritus” (fotograma 5).
David Vericat
© cinema esencial (enero 2017)
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Comentarios
Perdón, pero "El hombre que
Toda la razón, corregido.