western

Spanish Catalan Chinese (Simplified) English French German Italian Japanese Korean Portuguese

Johnny Guitar

Johnny Guitar es un western que rompe buena parte de las convenciones del género: al contrario de lo que hace pensar el título, el papel protagonista lo encarna una mujer; en lugar de grandes exteriores se desarrolla casi íntegramente en un el interior del local de Vienna (Joan Crawford); las escenas con largos diálogos sustituyen los duelos y las cabalgadas en las praderas… No en vano, por su estructura y estilización, el film de Ray adopta un tono inequívocamente operístico que acentúa el carácter dramático de la película y la sitúa como una de las obras más singulares no ya en s

Incidente en Ox-Bow

De entre los excelentes directores a los que el caprichoso destino ha relegado a un segundo plano, William A. Wellman es sin duda uno de los casos más lacerantes: autor de cerca de setenta títulos que abarcan desde los años del cine mudo hasta finales de la década de los cincuenta, Wellman es a menudo más recordado como el director del primer film galardonado con el Oscar a la mejor película (Alas, 1927) que como responsable de no menos de una docena de excelentes obras entre las que destaca, por encima de todas, esta magnífica Incidente en Ox-Bow.

 

La venganza de Ulzana

Un carromato con una mujer y su hijo escoltados por un soldado del ejército es atacado por un grupo de apaches. El soldado, que en una primer momento huye al galope, da media vuelta al escuchar los gritos desesperados de la mujer para, una vez a la altura del carromato, disparar sobre ella a bocajarro, montar al hijo en su caballo y tratar de huir de nuevo, pero es abatido por los apaches y cae al suelo junto al joven.

Conspiración de silencio

Es posible que Conspiración de silencio no sea la mejor película de John Sturges (un director ciertamente irregular, pero con al menos un puñado de títulos más que notables, de entre las que destacaría la quizá más redonda El último tren de Gun Hill, o la sorprendente, por poco conocida, El signo de Aries), pero hay dos razones, en mi caso, que hacen de ésta una obra especialmente estimada entre todas las de su filmografía (1).
 

Duelo en la alta sierra

Cuando Steve Judd (Joel McCrea) se presenta en el banco del pequeño poblado minero para hacerse cargo de la misión de hacer llegar el oro extraído en la cima de las montañas, el administrador le expresa sin reparos su sorpresa ante la imagen de un hombre avejentado, que apenas puede leer la letra de su contrato: “Debo decirle que esperaba a un hombre mucho más joven”; a lo que Judd responde, lacónico: “Bueno, fui joven. Todos lo fuimos” (fotograma 1).
 

Horizontes lejanos

“Me gusta que un hombre se marque una línea de conducta, la respete y la haga respetar. Ello solo ya es digno de estima. Sabe dónde se encuentra, sabe adónde se dirige... ¡Y llega a dónde quiere llegar!”
Anthony Mann
 

Centauros del desierto

Si para muchos (entre los que me incluyo) John Ford es el Shakespeare del cine, no resulta demasiado osado afirmar que Centauros del desierto es en el arte del cinematógrafo el equivalente a La Odisea en la historia de la literatura (no sólo por las evidentes referencias temáticas del film al clásico literario sino, sobre todo, por la magnitud y los logros de la propia obra cinematográfica).

Pasión de los fuertes

"He conocido a Wyatt Earp. Fue el quien me contó la historia de O.K.Corral. Yo era entonces ayudante de dirección de mi hermano y rodábamos westerns. Los figurantes eran auténticos cowboys y eran verdaderos amigos de Wyatt Earp. Venía con frecuencia a verles y pude hablar con él. Temblaba al acercarme a él, tanto me intimidaba. Era un hombre bastante corpulento, muy avaro en palabras, de una calma sorprendente. No era un buen tirador, pero como era muy valiente, se acercaba mucho a su adversario antes de hacer fuego. Como en mi película, por lo demás.

Colorado Jim

“Elegir la manera de morir, ¿cuál es la diferencia? Elegir la manera de vivir, eso es lo difícil”, le reta el forajido Ben Vandergroat (Robert Ryan) al cazarecompensas Howard Kemp (James Stewart) en un momento de Colorado Jim (ridículo título español del original y mucho más oportuno The Nacked SpurLa espuela desnuda); película que, como en todos los títulos del tándem Mann-Stewart, nos muestra a un personaje torturado por un pasado que condiciona de manera decisiva sus acciones y personalidad en el presente.

Sin perdón

Ella era una muchacha guapa, no sin ofertas de matrimonio. Así que a su madre se le rompió el corazón cuando decidió contraer matrimonio con William Munny, un ladrón y asesino conocido, un hombre notorio por su carácter vicioso e inmoderado. Cuando ella murió, no fue por él, como esperaba su madre, sino de viruela. Fue el año 1878
 

Vidas rebeldes

Puntualización previa: no me encuentro entre los admiradores acérrimos de la obra de John Huston, un director para mi gusto a la sombra de su propio personaje, con una obra irregular y en bastantes ocasiones carente de un estilo reconocible (significativa en este sentido la cita que encabeza la página del director en esta misma web) y que se encuentra, desde mi punto de vista, un escalón por debajo de los grandes autores que abordaron los dos géneros más presentes en su filmografía, el del cine negro y el de aventuras (pienso principalmente en

La balada de Cable Hogue

Resulta sorprendente ver al autor de Grupo Salvaje (elogiado título de la filmografía de Peckinpah que particularmente no considero entre los mejores del director), Perros de paja o Quiero la cabeza de Alfredo García (no tanto al de, esta sí desde mi punto de vista extraordinaria, Duelo en la alta sierra, con la que el título que nos ocupa mantiene no pocos elementos en común, empezando por su adscripción al subgénero del ‘western crepuscular’) enfrascado en una pelí

El pistolero

Jimmie Ringo (Gregory Peck) sabe que no es fácil ser considerado el pistolero más rápido del Oeste. La dudosa fama (que le precede donde quiere que vaya) no le permite paz alguna. Debe estar huyendo siempre, intentando que no lo reconozcan, tratando que nadie pretenda cobrarle muertos que no mató y disuadiendo a valientes que intentan demostrar que son más rápidos que él, un tipo que es (según ellos) apenas una leyenda que, viéndolo bien, sólo tiene dos brazos, como todos. Jimmie Ringo no se ve ni se siente feliz.