Título Original: The Killing / Año: 1956 / País: Estados Unidos / Productora: MGM / UA / Duración: 83 min. / Formato: BN - 1.37:1
Guión: Stanley Kubrick (Novela: Lionel White. Diálogos: Jim Thompson) / Fotografía: Lucien Ballard / Música: Gerald Fried
Reparto: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Marie Windsor, Ted DeCorsia, Elisha Cook, Joe Sawyer, Timothy Carey, Jay Adler, Joe Turkel, Kola Kwariani, James Edwards, Tito Vuolo, Cecil Elliott, Dorothy Adams, Herbert Ellis, Mary Carroll
Fecha estreno: 19/05/1956 (NY)
“Mi error fue apuntar demasiado bajo. Cinco años me han enseñado una cosa: Si te arriesgas, asegúrate que vale la pena. Te encierra igual por robar diez dólares que un millón”
Después de pasar cinco años en prisión por un pequeño robo, Johnny Clay (Sterling Hayden) está decidido a dar el golpe definitivo, pero el plano en el que el protagonista expresa sus intenciones a su novia Fay (Coleen Gray), con los rostros de la pareja marcados por la sombra en forma de cruz que proyecta la ventana del pequeño apartamento en el que se encuentran (fotograma 1), nos hace presagiar el peor de los desenlaces de este Atraco Perfecto, sensacional tercer largometraje de Kubrick (tras la primeriza Fear and desire – 1953 - y la prometedora Killer's Kiss – 1955).
Desde la primera secuencia vemos cómo todo está perfectamente planeado hasta el último detalle, con una minuciosidad que coincide con la puesta en escena de Kubrick, elaborada como un preciso mecanismo de relojería que hace de los saltos temporales (en avance y retroceso) una de sus mejores bazas. Y esa equivalencia entre el minucioso plan del gánster y la puesta en escena del director no es ni mucho menos casual, si atendemos a la idea que le lanza en un momento de la película el luchador Maurice (Kola Kwariani) al protagonista: “Siento lástima por ti, Johnny. Aún no has aprendido que tienes que ser como todo el mundo. El mediocre perfecto. Ni mejor, ni peor. La individualidad es un monstruo que tiene que ser asfixiado en la cuna para que nuestros amigos se sientan a gusto. A menudo pienso que los gánsteres y los artistas son iguales a los ojos de las masas. Se les admira y se les venera, pero siempre sienten un deseo de verlos caer cuando están la cima de su gloria”. Palabras con las que el joven Kubrick auguraba, ya en sus inicios como director, las vicisitudes con las que se tendría que enfrentar a lo largo de su trayectoria en el complejo mundo de la industria cinematográfica.
La acción de la película se desarrolla en la semana que transcurre desde el sábado en que tiene lugar la primera reunión de la banda, hasta la ejecución del golpe el sábado siguiente; todo ello fragmentado en pequeños episodios en los que una voz en off nos va situando con todo detalle en el momento y lugar precisos de cada acción. Así, tras la secuencia inicial en la que los miembros de la banda quedan citados a las 8h de esa misma tarde, Kubrick nos presenta a cada uno de los personajes y sus respectivas motivaciones para participar en el golpe: Randy Kennan (Ted de Corsia) es un agente de policía acosado por la mafia a causa de sus deudas; Mike O’Reilly (Joe Sawyer), el barman del hipódromo en el que planean dar el golpe, espera poder cuidar mejor de su esposa enferma con su parte del botín; mientras que el taquillero del hipódromo, George Peatty (Elisha Cook Jr.) ansía convertirse en un hombre rico para obtener por fin el afecto de su codiciosa esposa, Sherry (Marie Windsor). Más oscuros parecen los motivos del solitario Marvin Unger (Jay C. Flippen), del cual Kubrick deja entrever una posible atracción sexual hacia el protagonista, en la secuencia en la que Marvin le propone olvidarse de su prometida después del golpe e “irse los dos juntos y dejar que el mundo siga su curso”.
Transcurrida la reunión de la banda, y después de sendas secuencias en las que el protagonista contrata los servicios del luchador Maurice y el tirador Nikki Arcane (Timothy Carey), encargado de disparar sobre el caballo favorito de la séptima carrera para provocar el caos en el hipódromo durante el atraco, Kubrick nos sitúa ya en la jornada del golpe con una descripción detalladísima de cada uno de los movimientos de todos los miembros de la banda (“Aquella misma mañana a las cinco, Red Lightning recibió media ración de pienso” … “A las siete, Johnny Clay empezó el que podría ser el último día de su vida” … “Eran exactamente las siete cuando marchó al aeropuerto” …”Pasó por una floristería y llegó al motel a las 8,15h” …), en una cadencia que se va acelerando frenéticamente hasta culminar con el inicio de la séptima carrera, momento en el que Kubrick nos muestra por primera vez la imagen de los caballos corriendo a toda velocidad por la pista del hipódromo (fotograma 2).
El inicio de la carrera es la señal para que dé comienzo el atraco, pero justo en ese instante la aparición de Marvin (¿el amante despechado?) completamente borracho en el escenario del golpe supone el primer indicio de que nada va a salir según lo esperado: como si uno de los imprescindibles resortes del minucioso entramado se hubiera dañado, la concatenación de las acciones que antes avanzaba a un ritmo cada vez más rápido sufrirá a partir de este momento continuos retrocesos temporales (con la excusa de presentar diferentes puntos de vista del atraco) para acabar repitiendo una y otra vez la imagen del inicio de la esperada séptima carrera. Evidente presagio del fatídico desenlace que veremos reflejado en el rostro del protagonista en la secuencia final del film (fotograma 3), probablemente una de las más formidables imágenes del fracaso jamás filmadas.
David Vericat
© cinema esencial (abril 2015)
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Comentarios
Excelente muestra de suspenso