Título Original: Smultronstället / Año: 1957 / País: Suecia / Productora: Svensk Filmindustri / Duración: 90 min. / Formato: B/N - 1.37:1
Guión: Ingmar Bergman / Fotografía: Gunnar Fischer / Música: Erik Nordgren
Reparto: Victor Sjöström, Bibi Andersson, Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand, Folke Sundquist, Björn Bjelvenstam, Naima Wifstrand, Jullan Kindahl, Max von Sydow, Åke Fridell
Fecha estreno: 26/12/1957 (Suecia)
“No puedo evitar pensar que manejo un instrumento tan refinado que nos resulta posible iluminar con él el alma humana con una luz infinitamente más intensa; descubrirla aún más brutalmente y sumar a nuestro conocimiento nuevos dominios de la realidad”
Ingmar Bergman
Fresas Salvajes se abre con un plano del profesor Isak Borg (Viktor Sjöström) sentado en su escritorio de trabajo (fotograma 1), de espaldas (en una elocuente imagen de alguien que se encuentra al final de su existencia), mientras escuchamos sus reflexiones en voz en off: "Nuestras relaciones consisten sobre todo en discutir y valorar cómo son y cómo se comportan los demás. Esto me ha llevado a renunciar prácticamente a cualquier tipo de compañía. Por este motivo, de mayor, estoy un poco solo". En el estudio vemos los retratos de su hijo Evald (Gunnar Björnstrand), su nuera Marianne (Ingrid Thulin), su madre (Naima Wifstrand) y su difunta esposa Karin. A estos personajes, que forman el reducido mundo de Isak, se suma únicamente su fiel asistenta Agda (Jullan Kindahl), con la que, después de toda una vida de servicio, el viejo profesor mantiene una relación fría y distante. Estamos al inicio de la jornada en la que Isak recibirá el homenaje de su universidad en Lund, y que va a ocupar todo el metraje de esta hermosa película sobre la identidad, la memoria, el amor, la soledad y la muerte.
Se ha escrito mucho sobre Fresas Salvajes como el viaje interior (visualizado a través de los sueños y recuerdos del protagonista) mediante el cual el profesor Isak hace examen de su existencia y de las relaciones frustradas con sus seres más próximos: su difunta esposa Karin, a la que nunca amó, su hijo Evald, con el que apenas mantiene relación, sus padres (prácticamente ausentes en todos sus sueños y recuerdos) y su prima Sara (Bibi Andersson), el gran amor de su juventud que acabaría casándose con su hermano Sigfrid. Desde este punto de vista, es claro que estamos ante una obra de tono claramente desesperanzado, en la que el protagonista aparece como un personaje amargado por la soledad y la frustración, incapaz de encontrar un solo momento de felicidad en (prácticamente) ninguno de los recuerdos y sueños que acuden a su mente al final de su existencia (la espléndida secuencia con el célebre primer sueño de Isak - una escena con la que Bergman homenajea a una de sus películas favoritas, La carreta fantasma, dirigida por el propio Viktor Sjöström en 1921 - es ejemplar e inusitadamente reveladora al respecto - fotograma 2)
Hay sin embargo otro proceso de (auto)reconocimiento en la película, con un tono marcadamente más optimista, que tiene lugar durante el viaje físico desde Estocolmo hasta Lund y que afecta no solo al profesor Isak, sino también al que es el segundo personaje principal de la obra: su nuera Marianne. Este proceso o evolución va a provocar que la imagen claramente negativa que ambos personajes tienen de cada uno de ellos respectivamente (y de sí mismos) cambie radicalmente al final del viaje. Así, en la primera secuencia en el coche entre Isak y Marianne (una de las mejores escenas del film, de una crudeza casi insoportable - fotograma 3) vemos a dos personajes completamente distanciados: Marianne (que se acaba de separar de Evald a causa de un embarazo que el marido no desea, y que culpa de esta actitud a Isak) tiene a su suegro por una persona egoísta y solitaria, mientras que éste considera a su nuera poco más que una mujer bonita, inconstante y carente de cualquier interés intelectual. Como señala el protagonista al principio del film, "nuestras relaciones consisten sobre todo en discutir y valorar cómo son y cómo se comportan los demás". Este distanciamiento se empieza a romper cuando Isak lleva a Mariane a la casa de campo en la que el viejo profesor pasó todos los veranos durante su juventud (en un primer e inusual gesto de complicidad por parte de Isak hacia su nuera), lugar en el que afloran los primeros recuerdos de Isak (el más doloroso de ellos, el de su prima Sara, recogiendo las fresas que dan título a la película mientras es cortejada por su hermano Sigfrid). Y este acercamiento de los personajes se acentúa gracias a la aparición de la joven Sara (interpretada por la misma Bibi Andersson), la hija del dueño actual de la vieja casa de campo que se incorpora junto a dos amigos al viaje en coche (los tres tienen el propósito de viajar hasta italia) y que, recordándole inevitablemente a su gran amor de juventud, consigue mostrar a un Isak amable y generoso que Marianne desconocía completamente, lo que provoca en ella un progresivo cambio de actitud respecto a su suegro, que a su vez empieza a descubrir el lado más afectuoso de su nuera. Poco después, Marianne es testigo del caluroso recibimiento que el empleado de la gasolinera del pueblo donde vive su madre le propicia a Isak, lo que refuerza el sentimiento de simpatía que ha surgido en ella, a la vez que empieza a resquebrajar el negativo concepto que tiene el propio Isak de sí mismo ("quizá debería haberme quedado aquí", se lamenta el protagonista).
Esta evolución de los dos personajes (y especialmente de Isak, en este caso) se ve no obstante matizada durante la película por los recuerdos y visiones que invaden la mente del viejo profesor: el estremecedor plano de Isaak frente a su imagen envejecida reflejada en el espejo que sostiene su prima Sara (una de los más bellos y terribles planos en toda la filmografía de Bergman - fotograma 4), el recuerdo del momento en que fue testigo de la infidelidad de su esposa, o el sueño en el que Isaak es examinado por el despreciable personaje que recogieran tras su accidente durante el viaje, son momentos significativos del lado más pesimista de la película.
A pesar de ello, la llegada a Lund supone finalmente la culminación de la evolución positiva de los dos personajes principales: Marianne, embarazada y con toda una vida por delante, reconciliándose con Evald y con Isak, y éste, al final de su existencia, con Marianne y consigo mismo ("Me gustas, Marianne", "Tú también, Isak", se confiesan el uno al otro al final de la jornada). Es aquí donde la película adquiere una mirada mucho más luminosa, que se va a materializar en el bellísimo plano final (que no desvelaremos) en el que el viejo profesor Isak encuentra finalmente ese momento de plena felicidad que tan ansiosamente ha estado buscando en su memoria.
David Vericat
© cinema esencial (noviembre 2013)
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Comentarios
En Argentina se la conoció
Gracias a Vericat por tantos
Muchísimas gracias por tu
"Fresas salvajes " ( en
Muchas gracias por tu