Título Original: Johnny Guitar / Año: 1954 / País: Estados Unidos / Productora: Republic Pictures / Duración: 110 min. Formato: Color - 1.37:1
Guión: Philip Yordan (Novela: Roy Chanslor) / Fotografía: Harry Stradling / Música: Victor Young
Reparto: Joan Crawford, Sterling Hayden, Scott Brady, Mercedes McCambridge, Ward Bond, Ernest Borgnine, John Carradine, Royal Dano, Ben Cooper
Fecha estreno: 07/05/1954 (Los Angeles, California)
Johnny Guitar es un western que rompe buena parte de las convenciones del género: al contrario de lo que hace pensar el título, el papel protagonista lo encarna una mujer; en lugar de grandes exteriores se desarrolla casi íntegramente en un el interior del local de Vienna (Joan Crawford); las escenas con largos diálogos sustituyen los duelos y las cabalgadas en las praderas… No en vano, por su estructura y estilización, el film de Ray adopta un tono inequívocamente operístico que acentúa el carácter dramático de la película y la sitúa como una de las obras más singulares no ya en su género, sino en toda la historia del cine.
La primera parte de la película en el local de Vienna es un claro ejemplo de la singularidad de la propuesta: apoyándose en los magníficos diálogos de Phillip Yordan, Ray filma una secuencia en riguroso tiempo real que ocupa prácticamente el primer tercio de la película (más de treinta minutos) y que sirve para poner en escena todos los conflictos y motivaciones de los personajes (fotograma 1): sabremos del enfrentamiento entre Vienna y Emma (Mercedes McCambridge), de la atracción de Dancin’ Kid (Scott Braddy) por Vienna y, por supuesto, de la vieja historia de amor entre ésta y Johnny Guitar (Sterling Hayden), además de conocer a la totalidad de los personajes secundarios de la película. Estamos ante una secuencia ejemplar, en la que diálogos antológicos (“Me llamo Johnny Guitar”, “Un raro nombre”, “¿Hay alguien que quiera cambiarlo?”) se alternan con gestos que acaban de definir con maravillosa precisión a cada uno de los personajes (memorable, la irrupción de Johnny Guitar en plena discusión entre los hombres de Dancin’ Kidd y los de Emma, recogiendo un vaso que está a punto de caer con un gesto que habla de la rapidez de movimientos del pistolero).
Previamente, con la llegada de Johnny Guitar, hemos descubierto el local de Vienna como un espacio en el que el tiempo parece literalmente detenido (idea reforzada con la imagen de los trabajadores del local inmóviles como estatuas). Esta suspensión temporal determina claramente el comportamiento de la pareja protagonista del film, condicionado tanto por un pasado que no los abandona (su historia de amor pendiente) como por un futuro que parece no llegar nunca (el ferrocarril que ha de garantizar el futuro del local de Vienna).
Tras la magnífica primera media hora del film llegamos a la que es probablemente, y con todo merecimiento, una de las secuencias de amor más mitificadas de la historia del cine (fotograma 2). En consonancia con el tono general de la película (y, de nuevo, apoyada en unos diálogos sublimes y en la espléndida banda sonora de Victor Young), Ray utiliza una puesta en escena que potencia los sentimientos de los personajes y en la que el juego de posiciones y movimientos refuerzan o dan un nuevo sentido a cada réplica (sirva a modo de ejemplo los planos que abren y cierran la secuencia, claramente antagónicos, para expresar el cambio de actitud de Vienna hacia Johnny Guitar entre el principio y el final de la escena ). Pero además, lo que hace especialmente única y memorable esta secuencia (y, de hecho, toda la película) es la descripción del carácter del personaje femenino, completamente alejado de cualquier cliché (de nuevo, no ya en su género, sino en la práctica totalidad de obras de la época) y provisto de una fuerza y complejidad psicológica que lo convierten en uno de los más grandes personajes del cine norteamericano.
Esa fortaleza del personaje de Vienna se sustenta en un potente carácter individual, en el sentido más positivo del término, que le enfrenta a la comunidad (los habitantes del pueblo encabezados por Emma Small) con el propósito de preserva su espacio de libertad, materializado en el local que regenta (que no deja de ser a su vez refugio físico y psicológico del personaje). Así, después del robo del banco por parte de los hombres de Dancin’ Kid, Vienna le pide a Johnny Guitar que se vaya y despide a todo su personal para esperar en solitario la llegada de los hombre de Emma, engalanada con un radiante e inmaculado vestido blanco que refuerza el carácter ceremonial de su decisión (en un acto que se diría de autoinmolación).
Mucho se ha escrito sobre el vestuario de Johnny Guitar. Cabe decir que sólo la genialidad de alguien que sabe perfectamente por dónde quiere llevar su obra puede utilizar un recurso como éste (en un western!) y no caer en el más bochornoso de los ridículos. Al contrario, la sucesión de colores de los vestidos y camisas de Vienna (y por antagonismo, del resto de los personajes) se erige en la película como un recurso dramático tan esencial como el ángulo de cámara o la espléndida iluminación de Harry Stradling. Lo explica el mismo Ray: “La utilización de los colores primarios en el cine es tan significativa como la utilización de un primer plano” (Por primera o última vez. Nicholas Ray haciendo cine. Nicholas Ray y Susan Ray). La escena del intento de linchamiento es un magnífico ejemplo de esta utilización dramática del vestuario con el contraste entre el tono negro de los hombre de Emma (argumentalmente justificado por el entierro del hermano de ésta) y el vestido blanco de la protagonista, brillando con luz propia en el conjunto de la escena nocturna (fotograma 3).
Si la actuación de Joan Crawford es espléndida, no menos memorable es el trabajo de Sterling Hayden como Johnny Logan. Pocos actores pueden aportar la sobriedad y precisión gestual de Hayden para encarnar al pistolero atormentado por el pasado que lucha por despojarse de su leyenda. El gesto del personaje pasándose el revólver de mano en mano como si le ardiera (“sus dedos ansiosos por apretar el gatillo”) es un maravilloso ejemplo de esa precisión gestual que define al personaje.
Pero, fiel a la originalidad de su propuesta, el desenlace de la película no puede ser otro que el del enfrentamiento entre Vienna y Emma, relegando a los personajes masculinos al papel de testigos (y víctima, en el caso de Dancin’ Kid) de su duelo final. Fuera ya del refugio de su local (un espacio prácticamente de autoreclusión de la protagonista), Vienna deberá por fin enfrentar definitivamente el conflicto que mantiene Emma y, una vez resuelto éste, con ella misma, asumiendo la necesidad de salir de su encierro físico y psicológico y emprender una nueva existencia junto al hombre al que ama, como muestra el bello plano final en el que la pareja protagonista emerge al ‘mundo exterior’ a través de la cascada que ocultaba el refugio de Dancin’ Kid (fotograma 4)
David Vericat
© cinema esencial (noviembre 2013)
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Comentarios
Magnifica lección sobre ésta
Muchas gracias, Luis
Podian poner igual los links
Tienes el link para ver las
Excepcional reseña de una de
Gracias Mangante. Para mí
Deseo referirme solamente a