Feliz Navidad, Mr. Lawrence

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Director:
Nagisa Oshima

Título Original: Senjo no Merry Christmas (Merry Christmas Mr. Lawrence) / Año: 1983 / País: Japón - GB / Productora: National Film Trustees / Duración: 124 min. / Formato: Color - 1.85:1
Guión: Nagisa Oshima, Paul Mayersberg (Novela: Sir Laurens Van Der Post) / Fotografía: Toichiro Narushima / Música: Ryuichi Sakamoto
Reparto: David Bowie, Ryuichi Sakamoto, Tom Conti, Takeshi Kitano, Jack Thompson, Yuya Uchida, Johnny Okura
Fecha estreno:  11/05/1983 (Cannes Film Festival)

Los títulos de crédito de Feliz Navidad Mr. Lawrence (puntuados por la extraordinaria banda sonora de Sakamoto) aparecen sobre una larguísima panorámica de seguimiento del recorrido de oficial John Lawrence (Tom Conti) acompañando al sargento Hara (Takeshi Kitano) desde el barracón de prisioneros hasta una explanada en donde se está a punto de realizar un ritual de castigo a un guardia y un prisionero acusados de sodomía (fotograma 1). Es el recorrido a través de la enorme distancia que separa a dos mundos obligados a convivir en el claustrofóbico espacio de un campo de prisioneros japonés en la isla de Java, durante la Segunda Guerra Mundial.
 
Lawrence y Hara, secundarios convertidos en auténticos protagonistas de la historia, personificarán estos dos mundos contrapuestos en cada uno de sus encuentros, en un doloroso proceso que les llevará desde la incomprensión y el rechazo, pasando por la necesidad de entendimiento, hasta desembocar en el mutuo reconocimiento final. “¿Cómo puede soportar la vergüenza? ¿Por qué no se ha suicidado aun?”, le inquiere en un momento de la película Hara a su prisionero, incapaz de comprender la actitud pragmática de Lawrence durante su cautiverio (una  actitud, por otra parte, que, desde su posición como oficial de enlace, le distancia tanto de sus captores como de su propia autoridad entre los prisioneros, el capitán Hicksley - Jack Thompson).
 
Como contrapunto a la relación entre estos dos personajes, la llegada de un nuevo prisionero, el comandante Jack Celliers (David Bowie), creará un comprometido juego de tensiones entre éste y el capitán Yonoi (Ryûichi Sakamoto), el cual, ya desde el primer contacto visual entre ambos (durante el juicio militar contra Celliers), no puede disimular la atracción que siente por el prisionero (algo que se evidencia en el travelling que Oshima realiza desde la nuca de Celliers hasta el turbado rostro del capitán – fotograma 2), lo que provocará su intercesión para evitar que se le aplique la pena de muerte y, en cambio, sea trasladado al campo de prisioneros.
 
Una vez en el campo, la actitud desafiante de Celliers (un personaje que arrastra un doloroso sentimiento de culpa desde su adolescencia por su incapacidad de defender a su hermano menor de las burlas de sus compañeros de clase debido a sus problemas físicos – episodio del que somos testigos a través de un flashback de tono casi onírico) desencadenará la furibunda reacción de Yonoi, que intenta ocultar sus sentimientos castigando con dureza a los prisioneros ante cualquier acto de indisciplina.
 
Celliers y Yonoi, con sus respectivas frustraciones, son dos caras de una misma moneda: personajes condenados por su incapacidad de enfrentarse a sus propios fantasmas, cuyo enfrentamiento se contrapone a los intentos de entendimiento que marcan la relación de Lawrence con el sargento Hara. “¿Quién se cree que es? ¿Es un espíritu demoniaco?”, exclama Yonoi ante la visión de Celliers masticando una flor para burlar el ayuno impuesto a los prisioneros y tendiéndosela seguidamente al capitán (fotograma 3). Un provocativo gesto cargado de simbolismo con el que Celliers, consciente de los sentimientos que inspira en el oficial japonés, pone en evidencia a Yonoi ante sus propios hombres, y que acabará con el protagonista y Lawrence confinados en sendas celdas de castigo.
 
La insólita intervención del sargento Hara, liberando a Celliers y Lawrence durante una noche de borrachera (en una acción con la que el que el personaje deja entrever sus dudas y debilidades, cuando no sus necesidades afectivas, y por el cual acaba por ganarse las simpatías de Lawrence: “Es usted humano al fin y al cabo”) provocará la definitiva represalia de Yonnoi, lo que dará lugar a algunos de los mejores momentos de la película: 1) la intervención in extremis de Celliers para evitar la ejecución del capitán Hicksley, avanzando entre los guardias hasta llegar a la altura de un desconcertado Yonoi para darle un beso en cada mejilla (en el que es sin duda uno de los gestos más transgresores de la historia del cine bélico, filmado por Oshima en una casi imperceptible cámara lenta – fotograma 4); 2) el canto nocturno de los prisioneros en honor a Celliers, enterrado en vida por orden del ultrajado Yonoi; 3) el acto final de reconocimiento de Yonoi hacia Celliers, acudiendo ante el prisionero para cortarle y guardarse un mechón de pelo y rendirle un saludo militar como despedida (una secuencia que culmina con la terrible y bella imagen del rostro de Celliers, ya fallecido, con una polilla en la cabeza – fotograma 5); y 4) la secuencia final en la que, finalizada la guerra, Lawrence visita al sargento Hara, ahora prisionero de los vencedores, en la víspera de su ejecución. Una emotiva escena en la que queda al descubierto el absurdo de cualquier contienda bélica y, sobre todo, de las posteriores represalias contra los vencidos: “No lo entiendo. Mis crímenes no fueron distintos a los de otros”, alcanza a lamentarse Hara ante un compungido Lawrence (en un elocuente plano picado en el que Oshima iguala a ambos personajes como víctimas de una situación que les sobrepasa - fotograma 6). Y, tras la lacónica respuesta de Lawrence (“Es víctima de los hombres que creen tener la razón. Al igual que usted y el capitán Yonoi creían tenerla en otro tiempo… Y la verdad es que nadie tiene razón”), la despedida final de Hara, recordando la noche en que, completamente borracho, liberó a Celliers y a Lawrence como si de un Santa Claus se tratara, y repitiendo un grito que ahora es al mismo tiempo inútil protesta y sincero reconocimiento: “¡Merry Christmas, Mr. Lawrence!”
 
David Vericat
© cinema esencial (Abril 2017)

 
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