Título Original: Night and the City / Año: 1950 / País: Estados Unidos - Reino Unido / Productora: 20th Century Fox / Duración: 101 min. / Formato: BN - 1.37:1
Guión: Jo Eisinger (Novela: Gerald Kersh) / Fotografía: Max Greene / Música: Franz Waxman (Estados Unidos) - Benjamin Frankel (Reino Unido)
Reparto: Richard Widmark, Gene Tierney, Googie Withers, Hugh Marlowe, Francis L. Sullivan, Herbert Lom, Stanislaus Zbyszko, Mike Mazurki, Charles Farrell, Ada Reeve, Ken Richmond
Fecha estreno: abril 1950 (GB) - 09/06/1950 (USA)
“Noche en la ciudad. Una ciudad tal y como se nos presentaba en 1931. Una noche que puede ser la de ayer, hoy o mañana. Una noche cualquiera en el Londres de aquel entonces”
Resulta inevitable establecer un paralelismo entre la imagen inicial de Harry Fabian (un extraordinario Richard Widmark) huyendo en la noche por las calles de Londres (fotograma 1 - imagen que se convertirá claramente en leitmotiv de la película, tal como el protagonista confesará al final del film: “Me he pasado la vida corriendo. Huyendo de la sociedad, de los maleantes, de mi padre…”) con la situación personal de Jules Dassin en el momento de rodar Noche en la ciudad, incluido en las listas del inefable McCarthy durante la ignominiosa caza de brujas y forzado finalmente a un exilio que le mantendría alejado de Hollywood durante casi quince años (como castigo a su negativa a denunciar a ninguno de sus colegas). Un exilio que impidió a Dassin controlar la etapa final de la producción de la película en Estados Unidos, dando lugar finalmente a dos versiones de la misma: la americana, con partitura de Franz Waxman, y la británica, con un inicio y final bastante edulcorados con respecto a la anterior y banda sonora al parecer mucho menos contundente a cargo de Benjamin Frankel (no deja de ser sorprendente, dadas las circunstancias, que sea la versión americana la que ofrezca la visión más descarnada – y por tanto, más en consonancia con el estado de ánimo de su director – hasta el punto de que fuera ésta la que el propio Dassin siempre consideró como propia).
Ciertamente, si algo destaca en Noche en la ciudad es justamente su sombría y desesperanzada visión del comportamiento humano en esta Londres (trasunto de cualquier ciudad, y que nos hace pensar inevitablemente en la Viena que Carol Reed recreó en El tercer hombre apenas un año antes) plagada de seres movidos por la codicia y la desesperación, anegados de soledad y resentimiento. Una galería encabezada, cómo no, por el propio Fabian, personaje que en su desesperación por llegar a ser alguien (“Yo sólo quiero llegar a ser algo importante”) no dudará en robarle el dinero a su propia chica, Mary (Gene Tierney), actuando como un auténtico drogadicto incapaz de dominar sus impulsos (“Me estás matando y te estás matando”, solloza Mary, convertida en mera silueta en la sombra, mientras observa a Fabian hurgando en su bolso completamente fuera de sí – fotograma 2), y al que siguen la práctica totalidad de personajes que pueblan el film: Philip Nosseross (Francis L. Sullivan), el dueño de un local nocturno desesperado por obtener la atención de su codiciosa esposa (pareja que protagonizará algunas de las mejores y más despiadadas secuencias de la película, como la de Philip reprochándole su comportamiento a Helen - Googie Withers - sin apartar la mirada de la imagen idealizada y nunca materializada de su retrato – fotograma 3); Kristo (Herbert Lom), un mafioso que controla el negocio de la lucha libre en el que pretende entrar el protagonista; o el mezquino Fliger (James Hayter), dueño de una red de mendigos a los que explota sin ningún escrúpulo para beneficio propio.
Hay sin embargo algunos (pocos) personajes que salen algo mejor parados (dejando de lado al pusilánime y enamorado vecino de Mary, Adam - Hugh Marlowe -, acaso el único punto débil de la película): la propia Mary, negándose en todo momento a juzgar a Fabian (“Has trabajado más que diez hombres juntos, pero siempre en cosas equivocadas”); el gigantón Gregorius (Stanislaus Zbyszko), veterano luchador y padre del mafioso Kristo, que cae en las redes del manipulador Fabian hasta llegar a enfrentarse a su propio hijo para salvaguardar la “belleza de la lucha greco-romana” (protagonista de una antológica secuencia de lucha libre con dramático desenlace); y la vieja estraperlista Anna (Maureen Delaney), en brazos de la cual acaba finalmente postrado un exhausto Fabian (“No quiero ninguna ayuda. Lo que necesito es sentarme y descansar. Ya no puedo correr más”) justo antes de entregarse en sacrificio al mafioso Kristo para saldar sus cuentas con la bella Mary.
David Vericat
© cinema esencial (enero 2016)
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